Foros Universitarios “Educando para No Olvidar”
Universidad Nacional de General San Martín
Buenos Aires, Argentina
4 de noviembre de 2013
Embajadora de Israel, Dorit Shavit; magnífico Rector de la Universidad Nacional de San Martín, doctor Carlos Ruta; Procurador Judicial ante el Tribunal Superior de Colombia, Dr. Camilo Montoya; representante para América Latina, del Centro Simón Wiesenthal; distinguidos profesores, estudiantes; señoras y señores, muy buenas noches.
La Universidad Nacional de General San Martín, conjuntamente con la Embajada de Activistas por la Paz, asumen una actuación de liderazgo académico en la sociedad argentina y latinoamericana al realizar el Foro “Educando para No Olvidar –El Holocausto, paradigma del genocidio”. Estos Foros se realizan en cumplimiento del compromiso internacional de recordación y enseñanza del HOLOCAUSTO, como eficaz herramienta para prevenir y evitar la futura comisión de actos genocidas que desbordan la maldad, el odio y la intolerancia.
La Organización de las Naciones Unidas, en la Resolución 60/7 del 1º de noviembre de 2005, “insta a los Estados miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras la enseñanza del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro”.
Estos Foros, en los que se ilustra, se diserta y se interactúa acerca de un hecho imborrable del pasado, como lo es el HOLOCAUSTO, promueven el respeto del derecho a la verdad y ayudan a las generaciones futuras, según la ONU y la mayoría de tratadistas de Derecho Penal Internacional, a prevenir actos de genocidio, que, lejos de ser accidentes de la naturaleza, son actos humanos que se pueden prevenir.
Según la Convención de la ONU de 1948 para la Prevención y Sanción del Genocidio, así como el Estatuto de Roma de 1998, los actos genocidas son producto de la maldad del ser humano direccionada a la destrucción de un grupo nacional, religioso, étnico o racial, mediante lesiones graves, físicas o mentales; mediante la evitación de nacimientos, el desplazamiento forzoso de niños, y el sometimiento a condiciones de existencia que hayan de acarrear la desaparición del grupo.
La realización de estos Foros rinde tributo a la verdad, pues en su desarrollo se describen hechos innegables de la historia, que a todas luces deslegitiman cualquier manifestación negacionista, reprobada por la ONU y, en general, por la comunidad internacional. Es así como en la Resolución 61/255 del 26 de enero de 2007, “se rechazan las tentativas de negar el Holocausto, que, al ignorar el carácter histórico de esos terribles sucesos, aumentan el riesgo de que se repitan.”
La prevención del genocidio y de las atrocidades masivas, puede empezar con la identificación de las señales de alarma.
¿Y cuáles son estas señales de alarma?
¿Cómo detectarlas para prevenir una masacre?
Si bien es cierto, el genocidio se describe dogmáticamente como ejercicio de violencia física que ocasiona el exterminio de un grupo o de una parte de él, ha menester precisar que la violencia física se puede detectar en forma temprana, por ejemplo con la desacreditación, la difamación y la injuria contra los miembros de una colectividad.
Basta repasar las páginas de la historia del Holocausto, para evidenciar que la ‘solución final’ ideada por Hitler y sus secuaces no comenzó con el exterminio físico.
Si observamos con detenimiento la historia, veremos que “la solución física” inicialmente se manifestó con lo que podríamos llamar “solución moral”: la difamación contra el pueblo judío a través de la educación.
Así como el ser humano puede tener una MUERTE CEREBRAL ANTES DE LA MUERTE FÍSICA, en el caso del Holocausto, antes de Hitler exterminar a la tercera parte del pueblo, ya les había matado moralmente al quitarles los derechos a expresar sus convicciones; al deshumanizarlos y cosificarlos identificándolos con un número, ya los había extinguido como grupo.
Las señales de alarma de esa época, se enmarcan en la perversión de la imagen del pueblo judío por parte de Hitler, quien utilizó los medios de comunicación masivos (radio, prensa y televisión) e influyó en el Congreso para la promulgación de leyes discriminatorias y en el poder judicial, para justificar la persecución. Ejemplo de este tipo de concentraciones y concertaciones entre líderes del Partido nazi y altos directivos del Gobierno, lo es la Conferencia de Wansee, llevada a cabo el 20 de enero de 1942.
Todo comenzó con la descalificación de los profesionales por atentar contra la ética, la descripción de los judíos como caníbales que sacrificaban niños, banqueros usureros que usurpaban los lugares de privilegio económico del pueblo alemán, enemigos del imperio nazi y traicioneros políticos responsables de la derrota en la Primera Guerra Mundial, entre otras difamaciones fríamente orquestadas por el imperio nazi.
Hitler, cruelmente, atentó contra la existencia integral del pueblo judío. Al desvirtuar su fe, privarlos del ejercicio de su religión, al quemar las sinagogas, al matar a los rabinos, al desacreditar a su Dios, atentó contra su alma. Al negarles la expresión de su identidad, el derecho a la educación y el ejercicio de sus profesiones, al eliminarles sus sueños como seres humanos y la libertad de expresión, al cambiarles su nombre por un número, los deshumanizó y los animalizó. De esta forma, Hitler mató el espíritu del pueblo judío.
Al encerrarlos en guetos y luego en campos de concentración, al expulsarlos forzosamente y someterlos a condiciones precarias de existencia y a trabajos forzados, así como al fusilarlos y gasearlos, atentó físicamente contra el cuerpo del pueblo judío.
POR ELLO, REITERO QUE HITLER Y SU IMPERIO, AL PERPETRAR EL HOLOCAUSTO, ATENTARON CONTRA LA INTEGRIDAD MORAL Y FÍSICA DEL PUEBLO JUDÍO. PRIMERO ATENTARON CONTRA EL ALMA Y MATARON EL ESPÍRITU, ANTES DE EXTINGUIR LA TERCERA PARTE DEL CUERPO DEL PUEBLO JUDÍO.
Son entonces, la difamación y la injuria, así como la permisión de los gobiernos ante la intolerancia frente a la identidad de un pueblo y la expedición de leyes discriminatorias, SEÑALES DE ALARMA DEL TIEMPO PRESENTE, que deben ser identificadas para poder evitar otro genocidio. Pues como decía el maestro Carrara: “El que prevé… previene.”
Estos Foros, titulados “Educando para No Olvidar: El Holocausto, paradigma del genocidio”, son un espacio académico que responde a la exhortación que hace la ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS para que se difunda y se enseñe el Holocausto, y una alianza académica con la Universidad Nacional de General San Martín, que reforzará en las universidades de América Latina la puesta en marcha de la iniciativa de la EMBAJADA DE ACTIVISTAS POR LA PAZ, para que las universidades incorporen en sus programas académicos el estudio del Holocausto como una cátedra transversal, desde la perspectiva histórica, psicológica, sociológica, política e investigativa, que permitirá a los profesores y estudiantes reflexionar sobre la naturaleza de este crimen internacional y sus consecuencias para la familia humana, y de esta forma evitar que actos de esta índole se repitan.
Algunos se preguntarán: ¿Por qué debemos enseñar el Holocausto en las escuelas y universidades? ¿Por qué profundizar específicamente en este tema? Si bien han existido otros genocidios, todos obviamente reprobables, el Holocausto dividió la historia de la sociedad civilizada en un antes y un después, y dejó muchas enseñanzas. Fue un intento, sin precedentes, de aniquilar a un pueblo. Con este propósito, de manera sistemática, organizada y planificada, el régimen nazi utilizó la ciencia, la industria y toda la tecnología disponible a su alcance, para aniquilar en forma masiva a los judíos, aun a aquellos que se encontraban fuera del territorio alemán; todo por la razón de “ser judíos”.
Comunistas, Testigos de Jehová, judíos, gitanos, homosexuales, disidentes políticos, discapacitados mentales, fueron considerados “no puros” por el régimen nazi. Lo que impulsó a Hitler y a su ejército, fue una ideología racista: creían en una jerarquía racial, en una única raza superior (según ellos, la “aria”), y otras consideradas “inferiores” o “parásitas”, cuya existencia amenazaba la pureza de la raza aria, y así justificaban el exterminio. Una ideología difamatoria y discriminatoria que los nazis implantaron desde las escuelas.
El Holocausto es una mancha de indignidad y oprobio en la hoja de vida de la raza humana; porque no solamente fueron culpables de la muerte de millones de personas aquellos que perpetraron los hechos, sino también quienes al guardar silencio y negar el refugio a las víctimas se convirtieron en cómplices de la barbarie.
En estos Foros “Educando para No Olvidar –El Holocausto, paradigma del genocidio”, promovidos por la Embajada de Activistas por la Paz, se profundizará en las estrategias para prevenir el genocidio y la importancia de una educación centrada en valores y principios, que mueva a la sociedad a ejecutar acciones en defensa de los Derechos Humanos para contrarrestar la violencia y la intolerancia, para respetar la identidad de los grupos, así éstos sean minoritarios.
El Holocausto aporta lecciones del pasado que tienen enseñanzas vivas para las presentes y futuras generaciones. Hechos, que, aunque hayan acontecido en otro continente hace más de sesenta años, permitirán al estudiante aprender sobre las consecuencias de la intolerancia, el odio, la discriminación, los prejuicios, los estereotipos, la falta de respeto por la vida y la dignidad humana, y les ayudará a identificar las señales de alarma frente al surgimiento de gobiernos, grupos o personas extremistas que con su intolerancia puedan desencadenar un nuevo delito internacional, como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra.
Esta actitud de alerta frente a la intolerancia, es necesaria, pues sobre la Humanidad se cierne la amenaza de una Tercera Guerra Mundial.
El ser humano físicamente es el mismo de hace quinientos años; lo que cambia, según va pasando el tiempo, es el nivel de conocimiento; y el conocimiento se adquiere por medio de la educación. Por eso, considero que la Educación es la clave fundamental para transformar mentalidades. El Holocausto surgió en la mente de Hitler, quien utilizó la Educación como herramienta de adoctrinamiento.
Se puede educar para la paz o para la guerra. Actualmente los docentes tienen una responsabilidad mucho más grande, ya que están educando a una generación que vive en una sociedad globalizada, con grandes avances científicos y tecnológicos, y con armas de destrucción masiva. Por lo tanto, es fundamental que reciban una enseñanza basada en el respeto al prójimo y en el amor por la vida, para que tomen conciencia de que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos.
SI BIEN EN LA DÉCADA DE LOS CUARENTA EL RÉGIMEN NAZI ADOCTRINÓ ACERCA DE LA JERARQUÍA RACIAL, “HOY TENEMOS CLARO QUE EXISTE UNA SOLA RAZA: LA RAZA HUMANA, Y QUE SOMOS PARTE DE UNA SOLA FAMILIA: LA GRAN FAMILIA HUMANA.”
La Educación no solo debe tener como objetivo el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico, pues éste no es suficiente para evitar la repetición de un hecho tan atroz como el Holocausto, que costó alrededor de 20 millones de vidas humanas.
Como en varios escenarios lo he reiterado: Hitler llevó a cabo el Holocausto en una de las naciones más avanzadas para aquella época. Por lo tanto, LA EDUCACIÓN CIMENTADA EN EL RESPETO A LA VIDA, LA DIGNIDAD HUMANA Y EN LA TOLERANCIA, ES EL FUNDAMENTO DE TODOS LOS RESTANTES INSTRUMENTOS PARA EVITAR QUE UN NUEVO GENOCIDIO SE REPITA.
Antes que la política criminal, la mejor herramienta para prevenir otro Holocausto, es la política social y educativa.
El plan de acción para enfrentar este tipo de crímenes internacionales, es a través de la educación centrada en valores humanos, en principios constitucionales y de Derecho Internacional, para, de esta forma, rechazar todo acto discriminatorio; donde se enseñe a vivir en una sociedad diversa y respetuosa de las diferencias.
Es importante destacar, que así como Hitler utilizó la Educación como herramienta para sembrar el odio, nosotros también podemos educar para la paz, para la convivencia armónica y pacífica en medio de las diferencias ideológicas, políticas, religiosas y culturales.
¿Y cuál es el mejor escenario para lograr este objetivo?
Es en este ambiente académico. Es en las universidades donde podemos propagar un mensaje de amor y fraternidad al prójimo, fundamentado en el respeto a la dignidad humana y en el reconocimiento de los derechos fundamentales.
En vuestras manos está una herramienta fundamental para la prevención del genocidio como crimen internacional: La Educación centrada en valores, en normas constitucionales, y basada en el respeto a las diferencias y a la autonomía de los pueblos; donde la diversidad cultural y religiosa, así como la confrontación de intereses distintos, en lugar de convertirnos en adversarios, nos permitan abrigar la esperanza de una convivencia armónica y pacífica.
Público presente:
¡¿Cuántos valores hemos perdido en nuestra sociedad?!
¡Pero los rescataremos por medio de la educación!
PUES ¡ES MEJOR EDUCAR PARA PREVENIR, QUE JUZGAR PARA CASTIGAR!
Muchas gracias.
Dr. William Soto
Embajador
Embajada Mundial de Activistas por la Paz